sábado, 22 de noviembre de 2014

X, 18. Senda de espuma

El tamagochi del blog exige que lo alimente, que ya son días. Sucede que los nochinoviembres no me han inspirado nunca. Así que este bloguero, que va algo liado —por si fueran poco el viento frío y las noches con prórroga— en madejas de encrucijadas de eso que antes se conocía, en el coloquio digo, como vida real y resultaba ser, hablando técnicamente, flujo espaciotemporal que se escapa del cedazo de las redes sociales, sigue varado en su yo de ex poeta: los versos nos salvan (parcialmente, por supuesto) de tantas perplejidades y ansiedades, no menos que del exceso de importancia y compostura. Que acabo de acordarme, quiero decir, de esta «Senda de espuma». Ustedes perdonen.