El verso clave (o
sea, llave) de la preceptiva autosonetil de Blengio,
«y si al concluir le cierra llave de oro», el trece tenía que ser, resulta musicalmente
mejorable: es, mira por dónde, el «fútil detalle» que «empaña» el «decoro» (v.
9) de este soneto. Su llave dista de ser «de oro», pues resulta ['dóro]. Porque el nimio detalle que provoca el estropicio es, en
este caso, fonético. Para comprobarlo, debemos radiografiar
el soneto de Blengio: pasarlo por los rayos X del AFI, el alfabeto fonético internacional.