Asistamos al nacimiento de la política lingüística, herramienta creada en el origen del Estado-nación. El parto, en enero de 1794. El paritorio, la Convención francesa, donde Bertrand Barère de Vieuzac, en nombre del Gobierno revolucionario o Comité de Salud Pública, expuso su Informe sobre las lenguas regionales[1]. Que nadie se lleve a engaño: corresponde a cada nación un idioma. Y solo uno. «¡Ciudadanos! La lengua de un pueblo libre debe ser una y la misma para todos».
sábado, 27 de octubre de 2012
viernes, 19 de octubre de 2012
I, 17. Una de contemporáneos deprimidos
Solemos quererlo mucho, quizá porque nacimos en él. Pero hay que reconocerlo: el siglo XX, que Bergamín llamó de la doble incógnita, fue un follón, un pasmo, un caos, una cosa. Literalmente fue la bomba. También para la pintura.
viernes, 12 de octubre de 2012
VI, 20. Mitologías de andar por casa
Realidad o literatura son baciyélmicas, que diría Cervantes (o Sancho) y aprendería su aventajado discípulo, Ortega. Ofrecen al menos dos caras. Como el dios Jano, cuyo nombre, por cierto, ha venido a dar en January y en enero. Así también Juno en junio y Marte en marzo y en martes: medimos el tiempo mitológicamente, una prueba más de que el tiempo es otra ficción.
domingo, 7 de octubre de 2012
VI, 19. Casuística bovarista
Por alguna página del capítulo V de La comedia española. 1600 / 1680 (Madrid, 1968) parafraseó Charles V. Aubrun «las acertadas palabras de George Sand»: «En el siglo XIX […] la vida se parecía con más frecuencia a una novela, de lo que una novela se parecía a la vida. Así también, en la España del siglo XVII, la vida se parecía a una tragicomedia con más frecuencia de lo que la tragicomedia se parecía a la vida».
lunes, 1 de octubre de 2012
VI, 18. Cartas, quimeras y lazarillos
Quizá lo haya soñado. Va uno haciéndose muy mayor y dudando de todo. ¡No me va a pasar a mí, si le ocurre a Jordi Pujol, que siendo más listo que nadie desconoce si es autonomista o soberanista, si quiere a Cataluña en España o unos metros de aduana lejos de ella…! Así que lo habré soñado, pero juraría que antes, en Navidades o por ahí, redactábamos cartas a los Reyes. Ahora, y desde las alturas y anchuras del espacio cibernético, ese Reino de los Cielos postcontemporáneo, son los reyes los que nos escriben a nosotros: «lo peor que podemos hacer es dividir fuerzas, alentar disensiones, perseguir quimeras» («Carta de S. M. el Rey Don Juan Carlos», 18-9-2012).