Paradójico a poco que se piense es el efecto de las enciclopedias en la Red, muy populares por lo que respecta a su recepción y cada vez más a su creación wiki: quizá el caso más llamativo de la actual recuperación, por vía neotecnológica, de una medievalizante autoría colectiva y anónima, lo que de rebote conlleva regresar al romántico e intrahistórico espíritu del pueblo. Como este mora ya en aldeas cibernéticas, la tendencia no será analógica, pero sí es análoga a la que ha revitalizado una inspiración que, como en lo antiguo, del éter llega, lo que se verbaliza en expresiones dignas de invocar a las Musas como bajarse un archivo. Rediviva inspiración que colide con los modernos —o sea, provenientes del pasado decimonónico que los protegió— derechos de autor, resto de una sociedad que se ha metamorfoseado en postmoderna: en postburguesa.
jueves, 28 de febrero de 2013
viernes, 22 de febrero de 2013
V, 13. Profecía con freno y marcha atrás
Iba recordando, si se acuerdan, cierta profecía parvularia de 1998. Que cómo serían la cultura y el ocio en el siglo XXI, me habían preguntado entonces. La cuestión ya encerraba su correspondiente gato: hay gentes que identifican, sin matices, cultura y ocio. Ojalá. Yo, como si nada, me lancé a la piscina. Es que suele gustarme:
viernes, 15 de febrero de 2013
III, 23. Mañana de plenitud
Tantos años después, sonriente y serena lo había acariciado ella dentro de su sueño. Al despertarse descubrió que seguía enamorado. Se apresuró sin esperanza a buscarla en su taller. En efecto, no: contemplar la copia de aquel extraño cuadro, que tan secreta un siglo había ocultado (con el paréntesis de ya polvorienta sábana) no lo consoló de lo imposible. Avivaba, sí, rescoldos de recuerdos. De aquella mañana.
viernes, 8 de febrero de 2013
IV, 11. Funcionario del Partido
El leninismo ha quedado como forma de organizar sectas políticamente. Al resultado se le llamó partido. El Partido. Setenta años de difusión masiva de su obra a cargo del Estado dentro del Estado, es decir, del Partido, terminaron por convencer a los ya convencidos de que Lenin era un intelectual. No: fue un propagandista, un disciplinado alborotador que escribe de los hechos que vivió y provocó, un estratega formidable. No un pensador. Ni a las suelas llega de los botines londinenses de Marx.
martes, 5 de febrero de 2013
V, 12. Panel de expertos
Les podría largar un cuento, pero no busco votos. Señalarles, por ejemplo, que me he levantado nostradamus. No: me daría la risa racionalista, que, si bien se contagia demasiado poco, me impediría seguir. Les contaré la verdad. No solo no estoy en modo profético, sino que me hallaba en modo recordatorio. Aunque ahora que, tras poner el último punto, me he detenido, advierto que son lo mismo. Es lo que voy sosteniendo en estas Literaventuras.