La serie VIII de Literaventuras, «Sublime
arte efímero», colecciona estampas de escenas deportivas que
se transmutaron en mágicos regalos de belleza fugaz. Se me antoja que tal serie
ofrece buena oportunidad para practicar el plan B (que sí, que siempre hay uno)
del deporte sedentario —ese oxímoron feliz— a que fuerza el confinamiento.
VIII,
1. Sublime arte efímero (10-5-2012). Vieri jugando con la intersección de
geometría y poesía. Toda su carrera de futbolista estaba orientada a ese
instante mágico o inmortal. La entrada fue una puesta al día —para celebrar la
segunda (en tres años) Liga Europa conquistada por el Atlético de Madrid— de mi
artículo «El gol del siglo», El
Universitario Europeo, VII, 21 (noviembre 1997), p. 56.
VIII, 2.
Panenka (8-6-2012). Nada se sabía de él, nada se
supo después. Excepto que su genialidad inventó un modo extraordinario de
lanzar penaltis.
VIII,
3. De Miguel Hernández a Xavi Hernández
(3-7-2012). Miguel Hernández prefigurando con su poesía neogongorina el fútbol
actual. Eso y no otra cosa es visión.
VIII,
4. Iniesta (22-11-2012). Un mínimo ingeniero
inventor de jugadas inverosímiles. El predilecto del balón, criatura que busca
que la mimen.
VIII,
5. Isinbayeva (7-8-2015). Eficacia elegante, olímpica
y aérea: inspiradora Yelena.
VIII,
6. Platko en multimedia (14-1-2018). La muerte lo quiso
condenar al olvido. Imposible castigo si la poesía de por medio.
Disfruten del deporte. De vez en cuando
alcanza cotas de sublime arte efímero.
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