miércoles, 28 de agosto de 2013

III, 38. Otra «nibola», 6. El conferenciante

Subterráneos históricos permitían a Francesillo de Zúñiga ir del futuro al pasado y viceversa, haciendo fugaz escala en el presente. También simultanear escenas. No es que se desdoblase durante excursión astral u otras zarandajas de budistas aficionados. Es que viajaba en un visto y no visto desde Al Andalus hasta el Reino de León. Y viceversa. Los subterráneos del tiempo no sabían de fronteras geográficas ni políticas o ficticias, que hasta allí abajo no se prolongaban, de modo y manera que aquellos hechos diferenciales de las taifas y los reinos medievales, de las regiones y los cantones modernos, de las autonomías postmodernas, quedaban abolidos en un pispás pancrónico. El de Zúñiga y sus acompañantes, no sé qué decirte, Buñuel, Larra y Dalí, o tocayos como Umbral, Quevedo y Goya, quedaban, por su mucho trasvase subterráneo, a salvo de toda aquella catetada solo en apariencia diferencial: lo mismo te bailaban una muñeira que una sevillana; otrosí, una jota, un chotis o una sardana. A los acordes de una banda de txistularis.

sábado, 24 de agosto de 2013

VI, 22. La literatura como rama de las CC. de la salud


«Está en su mano inmortalizar Albacete», repentiza el Autodidacta en La Rosa de Alejandría (1984). Uno de tantos lugares de La Mancha: la literatura es que tiene mucho mando. En general, el arte, ese almacén de ocurrencias, sublimes y de las otras, que la vida imita sin cesar: «desde que el cine es cine los criminales reaccionan como los criminales cinematográficos», afirma cargado de razón Vázquez Montalbán en aquella misma novela suya. Se entiende que de la literatura mane una de las principales fuentes de conocimiento científico —el que se difunde mediante acrónimos y siglas— sobre la conducta humana.

martes, 20 de agosto de 2013

I, 23. El perro de Pedro y la llave de Pierre

Extraordinario servicio, con perdón, prestaron Pierre Alzieu, Robert Jammes e Yvan Lissorgues cuando, allá por 1975, compilaron una benemérita Floresta de poesías eróticas del Siglo de Oro. Servicio a la filología y a la cultura española, tan tenidas por mojigatas. Con sus decenas de poemas, la colección que en siguientes ediciones fue retitulada Poesía erótica del Siglo de Oro (PESO, para los amigos), desmentiría a quienes pensaban, y siguieran haciéndolo, que España había sido territorio yermo para las letras sexuales. Sin ir más lejos, otro francés, Alexandrian, que aún hace nada lo sugirió en su tan incompleta Historia de la literatura erótica (Barcelona, Planeta, 1990).

domingo, 18 de agosto de 2013

III, 37. Otra «nibola», 5. Las primadas

Avezado viajero por las líneas de alta velocidad de los subterráneos pancrónicos de la historia, Francesillo de Zúñiga podía simultanear el rollo catalano-leonés y veraniego de Máximo Lima Ferrer, con cierta entrevista al sur de Despeñaperros, uno de aquellos topónimos que el esperpento dictaba, de rato en rato, al mapa. Que acababa de girar nueva visita por Andalucía. Meses antes se había prometido el de Zúñiga darse un garbeo por las tierras que bañaba el Betis, tras leer aquella afamada carta intitulada «Divinas palabras», que el ex interventor de Al Andalus redactó para largar sobre el caso de los ERE de falsa moneda. Supuso Francesillo que aquel alto funcionario de la cosa del gestionar, que a pesar de todo intertextualizaba a lo Valle-Inclán, no más se hallaría en el Coto de Doñana, reducto de especies en vías de extinción.

jueves, 15 de agosto de 2013

X, 8. Pintándola

Andar pintando las paredes, tal vez el muro de Facebook, por echar o poniéndose en lo peor matar el rato. Andar pintándola, digo. Con otros grafitis. Literaventurescos.

jueves, 8 de agosto de 2013

III, 36. Otra «nibola», 4. El contagio de las palabras

¿Pero de dónde habían sacado a este Mariano Rajoy Brey, fundador de la Playa de Oriente? Francesillo de Zúñiga lo tenía averiguado y pasado a limpio en su muy exitoso Memorial global del mundo mundial: de idéntica fábrica que a un tal José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos, titulares respectivos de las afamadas marcas electores Mariano y ZP, venían de serie. Es que coincidieron, cuando la prehistoria de sus chiquilladas, en el patio de recreo del mismo colegio de León. Pero de León León: de la parte de la capital. Por aquellos días dizque las crónicas que les apodaban no Mariano y ZP, mas Papes y Marianín. La leche. En polvo: de aquellos polvos, estos lodos.

sábado, 3 de agosto de 2013

I, 22. Polivalente perrillo

En su instructiva «Zoología erótica en la lírica del Siglo de Oro» (eHumanista, 15 [2010], pp. 262-301), Labrador y DiFranco coleccionan unos textos con «intención» no menos «doble» que noble: rescatarlos de su marginalidad canónica —espacio vedado para los manuales serios de la academia repetitiva— y lograr que «los lectores se diviertan con su lectura como se divertirían quienes escuchaban estas canciones». En aquellos tiempos en que fueron compuestas, y que en tantos aspectos gozaron de mayor libertad que los nuestros.