Subterráneos
históricos permitían a Francesillo de Zúñiga ir del futuro al pasado y
viceversa, haciendo fugaz escala en el presente. También simultanear escenas.
No es que se desdoblase durante excursión astral u otras zarandajas de
budistas aficionados. Es que viajaba en un visto y no visto desde Al Andalus
hasta el Reino de León. Y viceversa. Los subterráneos del tiempo no sabían de
fronteras geográficas ni políticas o ficticias, que hasta allí abajo no se
prolongaban, de modo y manera que aquellos hechos diferenciales de las taifas y
los reinos medievales, de las regiones y los cantones modernos, de las
autonomías postmodernas, quedaban abolidos en un pispás pancrónico. El de
Zúñiga y sus acompañantes, no sé qué decirte, Buñuel, Larra y Dalí, o tocayos
como Umbral, Quevedo y Goya, quedaban, por su mucho trasvase subterráneo, a salvo
de toda aquella catetada solo en apariencia diferencial: lo mismo te bailaban
una muñeira que una sevillana; otrosí, una jota, un chotis o una sardana. A los acordes de una
banda de txistularis.
miércoles, 28 de agosto de 2013
sábado, 24 de agosto de 2013
VI, 22. La literatura como rama de las CC. de la salud
«Está en su mano inmortalizar Albacete», repentiza el Autodidacta en La
Rosa de Alejandría (1984). Uno de tantos lugares de La Mancha: la
literatura es que tiene mucho mando. En general, el arte, ese almacén de ocurrencias,
sublimes y de las otras, que la vida imita sin cesar: «desde que el cine es
cine los criminales reaccionan como los criminales cinematográficos», afirma cargado
de razón Vázquez Montalbán en aquella misma novela suya. Se entiende que de la literatura
mane una de las principales fuentes de conocimiento científico —el que se difunde
mediante acrónimos y siglas— sobre la conducta humana.
martes, 20 de agosto de 2013
I, 23. El perro de Pedro y la llave de Pierre
Extraordinario
servicio, con perdón, prestaron Pierre Alzieu, Robert Jammes e Yvan Lissorgues
cuando, allá por 1975, compilaron una benemérita Floresta de poesías eróticas del Siglo de Oro. Servicio a la
filología y a la cultura española, tan tenidas por mojigatas. Con sus decenas
de poemas, la colección que en siguientes ediciones fue retitulada Poesía erótica del Siglo de Oro (PESO, para los amigos), desmentiría a
quienes pensaban, y siguieran haciéndolo, que España había sido territorio
yermo para las letras sexuales. Sin ir más lejos, otro francés, Alexandrian,
que aún hace nada lo sugirió en su tan incompleta Historia de la literatura erótica (Barcelona, Planeta, 1990).
domingo, 18 de agosto de 2013
III, 37. Otra «nibola», 5. Las primadas
Avezado viajero por las líneas de alta velocidad
de los subterráneos pancrónicos de la historia, Francesillo de Zúñiga podía
simultanear el rollo catalano-leonés y veraniego de Máximo Lima Ferrer, con cierta entrevista al sur de Despeñaperros,
uno de aquellos topónimos que el esperpento dictaba, de rato en rato, al mapa. Que
acababa de girar nueva visita por Andalucía. Meses
antes se había prometido el de Zúñiga darse un garbeo por las tierras que
bañaba el Betis, tras leer aquella afamada
carta intitulada «Divinas palabras», que el ex interventor de Al Andalus redactó para largar sobre el caso de
los ERE de falsa moneda. Supuso Francesillo que aquel alto funcionario de la
cosa del gestionar, que a pesar de todo intertextualizaba a lo Valle-Inclán, no
más se hallaría en el Coto de Doñana, reducto de especies en vías de extinción.
jueves, 15 de agosto de 2013
X, 8. Pintándola
Andar pintando las paredes, tal vez el muro de Facebook, por echar o —poniéndose
en lo peor— matar el rato. Andar pintándola, digo. Con otros
grafitis. Literaventurescos.
jueves, 8 de agosto de 2013
III, 36. Otra «nibola», 4. El contagio de las palabras
¿Pero de dónde habían sacado a este Mariano Rajoy
Brey, fundador de la Playa
de Oriente? Francesillo de Zúñiga lo tenía averiguado y pasado a limpio en
su muy exitoso Memorial
global del mundo mundial: de idéntica fábrica que a un tal José Luis
Rodríguez Zapatero. Ambos, titulares respectivos de las afamadas marcas
electores Mariano y ZP, venían de serie. Es que coincidieron,
cuando la prehistoria de sus chiquilladas, en el patio de recreo del mismo
colegio de León. Pero de León León: de la parte de la capital. Por aquellos días
dizque las crónicas que les apodaban no Mariano
y ZP, mas Papes y Marianín. La
leche. En polvo: de aquellos polvos, estos lodos.
sábado, 3 de agosto de 2013
I, 22. Polivalente perrillo
En su
instructiva «Zoología erótica en la lírica del Siglo de Oro» (eHumanista,
15 [2010], pp. 262-301), Labrador y DiFranco coleccionan unos textos con «intención»
no menos «doble» que noble: rescatarlos de su marginalidad canónica —espacio
vedado para los manuales serios de la academia repetitiva— y lograr que «los
lectores se diviertan con su lectura como se divertirían quienes escuchaban
estas canciones». En aquellos tiempos en que fueron compuestas, y que en tantos
aspectos gozaron de mayor libertad que los nuestros.
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