Para mostrar cómo el Espíritu, ese personaje, ritma y rima la diversidad en comunión poética unificadora, fundiendo voy textos, populares y cultos. Que se expliquen entre sí, en ecología filológica de libre y placentero diálogo que vaya dibujando el esbozo de la memoria colectiva y la imaginación individual. No se me oculta que esta serie de posts podría alargarse desmesuradamente —y nada más grosero que la desmesura— de seguir por tal camino. Retengamos entonces aquellas relaciones para glosar o explicar el viejo poema griego que dio origen a estas aéreas reflexiones.
sábado, 27 de abril de 2013
viernes, 19 de abril de 2013
X, 5. Nuevos retuiteos
Vale: corto y pego, por retuitear, retazos del blog. Y, por que no quede demasiado emborronada la pared con tantos grafiti, algo los ordeno. Me parece.
sábado, 13 de abril de 2013
III, 27. Dueñas pequeñas
Pudiera ser, vengo diciendo, que el pueblo fuera mucho de cantar por primavera. Pudiera ser, incluso, que alguien, alguna vez, con un mínimo de rigor explicara a qué responde el manoseado, deficiente o estrambótico concepto de pueblo. En todo caso, el canto popular, brotando de la voz de los que no escriben, ha sido de siempre y de suyo aprovechado por los poetas cultos, que es como se llama a los cantores que firman sus composiciones.
sábado, 6 de abril de 2013
I, 20. Prolongaciones del perro
Desde la Antigüedad hasta la Edad Media, el perro mantuvo, según Andrade Kowayashi, que cita a Lewinsohn, «una condición de “proletario” entre los animales»; pero en el siglo XVI asciende el buen can en la consideración humana y comienza a figurar en los lienzos, junto a sus dueños de posibles y de acuerdo con una codificada distribución de tamaños y funciones: «los perros falderos y pequeños», «como acompañantes femeninos», «y los perros grandes como atributos de masculinidad»[1].
lunes, 1 de abril de 2013
I, 19. Un símbolo estrujado
Estaba revisando, para mis clases de literatura erótica española, algunos documentos ahora de fácil acceso en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, cuando doy con la revista barcelonesa El Fandango. Baile semanal dedicado al bello sexo masculino. Se publicó entre 1891 y al menos 1894. Destaca la Hemeroteca Digital de esta «publicación periódica ilustrada» de «género erótico-festivo», que hacía pensar que era llevada por mujeres: figuran como «directora literaria» y como «directora artística», respectivamente, «Dª Pepita Sensible» y «Dª Blanca Flor», y más tarde se presentaría a «Dª Panchita Caliente como directora». Uno (otro) de sus seudónimos, habituales en la imprenta erótica, era «Casta del Todo».
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