Dadme un punto de apoyo y moveré un estadio. O
mejor: un mundo de magia, música y misterio. Buceando en el piélago insondable
de la paronomasia, sé que ya te han dicho, Yelena, Garcilaso
(«En tanto que de rusa y azucena») y Quevedo
(«relámpagos de rusa carmesíes»). Qué añadiré.