sábado, 29 de septiembre de 2012

Carta de marear. Índices, 7-9 (julio-septiembre 2012)

Agradezco la compañía y la lectura de quienes, llegados electrónicamente desde cuarenta y dos países[1], han aportado más de 4400 veces en este rincón de Literaventuras durante sus nueve primeros meses. Saludos cordiales.

lunes, 24 de septiembre de 2012

VI, 17. Celestineos y donjuanismos

Mi buen amigo Manuel Jiménez, compañero de aulas hace sobre poco más o menos un siglo, cuando estudiantes capigorrones, pregona en Facebook, con la ironía que es herramienta de conocimiento, que en el anterior post de esta Literatura de la historia se me pasó quijotada, ‘acción propia de un quijote’. Que consten, pues, mi despiste y el palabro.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

VI, 16. Quijotesco y otros ismos

Que pantagruélico, hamletiano y lolita son voces inspiradas en otros tantos personajes literarios, lo hemos visto hace nada. En esta parcela lingüística del influjo de la literatura sobre la vida, era de esperar que la mayor cosecha de palabras de este tipo se deba al personaje por excelencia: don Quijote de la Mancha. Se diría que el breve rincón del Diccionario que se dedica a la letra Q ha sido inventado por Cervantes.

domingo, 16 de septiembre de 2012

VI, 15. Quevedos de ver

Junto a Dante, otros autores hay de cuyos nombres quisimos acordarnos en esa creación colectiva, multiestrática, literaria y secular que va resultando el español. Donde los quevedos son «lentes de forma circular con armadura a propósito para que se sujete en la nariz»; el nombre de tal artefacto se debe, claro, a que «con esta clase de anteojos está retratado» «F. de Quevedo y Villegas», según explica el Diccionario de la Academia y se comprueba en el retrato suyo que ejecutó Juan van der Hammen.

sábado, 15 de septiembre de 2012

VI, 14. Dante en bicicleta

En cierto artículo de 1991, «Acomodos en el cielo», que por aquí ya he citado, Vargas Llosa afirmaba que el caso Salman Rushdie «mostró» «que las palabras escritas podían repercutir de manera dramática en la existencia, convertirse de pronto en asunto de vida o muerte»: que sus Versos satánicos «trastornen a una comunidad y lleven a ponerle precio a la cabeza de un hombre es como un sueño de ficción científica para el escritor occidental», malacostumbrado por «la más formidable conquista, la libertad», a una literatura «frecuentemente inocua» que hace de él, «frecuentemente, un frívolo».

miércoles, 12 de septiembre de 2012

III, 20. La novela del verano, y 6. Post scriptum

Se echa ya el otoño con sus ganas de marear y habrá que ir acostándose antes. Una triste lata. Convendrá entonces ponerle fin a esta historia. Cuyo narrador no quisiera por demás seguir distrayéndose del espejismo de la que en su siglo se llamara —con expresión es de suponer que ya arcaica— rabiosa actualidad, esa fantástica productora de argumentos de ficción.

sábado, 8 de septiembre de 2012

VI, 13. Dulces prendas

Durante el Pleistoceno o el Renacimiento, no sé, damas había que obsequiaban a sus novios, amigos, amantes e incluso esposos con unas prendas (cintas y / o telas de la mercería, unos cabellos, tirando por lo alto un retrato) para ser añoradas en las arduas ausencias. Luego podía pasar que se amortiguara o amortizara el subidón electroquímico que por no ser de Ciencias tendemos a decirle amor. El despecho convertía entonces las prendas en mortificación: «Oh dulces prendas por mi mal halladas», como en el soneto X de Garcilaso. Toledano.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

III, 19. La novela del verano, 5. El fenómeno

De Elías García Martínez dicen que una vez se subastó en la capital del Principado autonómico de Cataluña una tormentosa obra suya, Pescadores (1891), con el atractivo precio de salida de 120 euracos del ala. Emprendida tal tarea de divulgación y rescate, el Centro de Estudios Borjanos fue agraciado con la donación de Virgen de los Dolores (1933), otro lienzo del «destacado pintor». Con alborozo comedido se anunciaba en un post del 6 de agosto. Año de Nuestro Señor del 2012.

sábado, 1 de septiembre de 2012

III, 18. La novela del verano, 4. En prácticas

Entra Cecilia Quijano en la Domus Dei et porta coeli como quien entra por su casa, con pisadas repetidas desde hace siglos por todas las beatas de España. Está a punto de darle un argumentazo a Almodóvar, que según pregonan las gacetas del mundanal ruido con un agolparse de erratas —en verano, es que solo trabajan becarios en prácticas— elige en esas horas escenarios en el aeropuerto de Ciudad Real, modernísimo y quietista.