«Asimismo, pensarían que no quince días de unas
vacaciones […] en acabarlo me detuviese, como es lo cierto; pero aun más tiempo
y menos acepto»: en este alto ejemplo de «El autor a un su amigo» con que se
abre Celestina, aproveché otras vacaciones, las del pasado y efímero mes de agosto
—cálido y más corto que el gélido febrero—, para terminar de escribir un
libro sobre literatura sexual española. Por celebrarlo, añado ahora un nuevo
capitulillo a la serie I de Literaventuras, «A su can se acerca una
muchacha», con que inauguré
este blog.