miércoles, 26 de diciembre de 2018

IV, 25. El mecano patriótico


Tomemos cuatro lemas nacionales hasta ahora no considerados, regidos por el molde retórico que pudiera llamarse del brindis: «Por la patria y la libertad» (Letonia), «Por Dios y mi patria» (Uganda), «Por Dios, el príncipe y la patria» (Liechtenstein) y «Por Dios, por el pueblo, por la naturaleza y por el Estado» (Filipinas). Todos ellos representativos de los esquemas estilístico-sintácticos más usados para sintetizar la tarjeta de presentación y visita de los países: trimembre (53 casos), bimembre (40) y cuatrimembre (3). Añadiendo a estos el único pentamembre detectado, se concluirá que el mecano patriótico x-membre consta de 57 conceptos no más que, combinados según cuatro planos, construyen 97 lemas nacionales.

lunes, 26 de noviembre de 2018

IV, 24. Las patrias eran unos lemas (2)


Tal vez por ahorrarles el consumo de memoria a sus ciudadanos —¿o paisanos o súbditos o contribuyentes?— hay Estados que optan por elaborar bimembres sus lemas nacionales. Respecto de nuestro primer recuento, no cambia mucho el tenor de los patrióticos sustantivos empleados en las siguientes 17 confecciones. Bimembres copulativos son «Paz y progreso» (Japón), «Paz y justicia» (Paraguay) y «Orgullo e industria» (Barbados); otros dos instauran el equilibrio que se aprecia en «Libertad y orden» (Colombia) y en «Orden y progreso» (Brasil). Forma parte también de esta agrupación el lema de Argelia, tan de retrogusto diríase que de despotismo ilustrado del XVIII: «Para el pueblo y por el pueblo». Mucho más contundente, y quizá descarnadamente sincero, resulta «Por la razón o la fuerza» (Chile), que despeja cualquier duda sobre el instinto básico que inspira al Estado-nación.

lunes, 5 de noviembre de 2018

IV, 23. Las patrias eran unos lemas (1)


Buscándole inspiración para sus próximos clínex —que anda muy necesitado el pobre— al adolescente perpetuo Dani Mateo, empiezo a mirar banderas y digo entre mí que esta criatura, pretendiendo que nos echemos unas risas tontas, podrá ir de acatarrado el resto de sus días: será por telas y colores nacionales. En tales andaba, revisando catálogos de enseñas, cuando caigo en que los países (¿o serán los Estados o las naciones o las patrias?) suelen lucir unos lemas que la Wikipedia, siempre atenta de suyo, tiene agrupados para ir pasándoles lista con harta comodidad. A lo que —quizá por deformación profesional— me pongo.

sábado, 13 de octubre de 2018

VII, 15. La barba del Cid


Anda la novela-ensayo de Rafael Reig, Señales de humo. Manual de literatura para caníbales I (Barcelona, Tusquets, 2016), llena de aciertos, como aquél en que el protagonista, errante de siglos en cuanto enloquecido catedrático de literatura en un instituto, toma «conciencia de que el principal obstáculo para la enseñanza son los padres de los estudiantes» (p. 34). O este otro: «Los textos escolares y ediciones anotadas dan explicaciones que los lectores contemporáneos se tragan sin masticar siquiera: la barba del Cid es símbolo de su honor» (p. 113), por ejemplo. Así que, por no tragárselo, el pasaje rotulado «El misterio de una barba» (pp. 113-117) deconstruye el texto medieval para concluir que Rodrigo Díaz de Vivar se dejó crecer la barba lo indecible «por amor del rey Alfonso» (Poema del Cid, v. 1240), «su amor, su pecado, su alma, mon homme, luz de su vida, fuego de sus entrañas, Al-fon-so, dice, y la lengua se ensancha y retrocede, como una ola […]». Vamos, que el Campeador era gay. Prefiero masticar —aunque tarde más— o comprobar la validez de tal lectura postmoderna.

sábado, 25 de agosto de 2018

III, 58. Del teatro aplicado a la estrategia política


La figura mexicana del tapado enlaza —una de muchas veces— el teatro con la política. Examinemos, pues, ese fructífero cruce que evidencia —otra de tantas ocasiones— el influjo de la literatura sobre la vida. Partiré del amplio volumen que acabo de leer: Estrategia. Una historia [2013], trad. J. C. Vales, Madrid, La Esfera de los Libros, 2016. Su autor, Lawrence Freedman, lo inicia con una cita del boxeador Mike Tyson, «Todo el mundo tiene un plan… hasta que te parten la cara», y lo termina hablando de literatura. Una cornice de signo dijéramos que escéptico hacia la materia que aborda.

domingo, 12 de agosto de 2018

III, 57. El teatrillo del tapado


Ya saben: Crónica de una muerte anunciada es latiguillo periodístico que se usa a tutiplén para titular mil artículos, reportajes y… crónicas. Más concentrada en el periodismo mexicano se encuentra la frase «Engañar con la verdad», usada lo mismo para un roto que para un descosido. Se aplica así a una noticia falsa —ah, que se dice fake new— esparcida por Televisa (F. Cisneros Calzada, «Otra vez, engañar con la verdad», El Mañana, 23-9-2017) como —faltaría más— al fútbol: «El país entero está obligado a contar la verdad completa, no sólo la que en el presente es imán y conviene a cierta plaza […]. Las emociones al lado de la mercadotecnia pueden conducirnos a engañar con la verdad» (J. Gómez Junco, «Engañar con la verdad», Milenio, 29-11-2017).

miércoles, 8 de agosto de 2018

IX, 51. IAG 1.2



«[…] porque la máquina del mundo es harto
compleja para la simplicidad de los hombres»
(Borges, El hacedor, p. 68)

Un texto parafraseado se metaforsea en el referente (la realidad a la que se apunta) de sus respectivas paráfrasis. Cuando prosifican el poema de Góngora, sus comentaristas pretenden aclararlo: vierten entonces su música coral y poliédrica en modestas y pálidas líneas de sintaxis simple. Revisemos este procedimiento en algunas paráfrasis de las 74 palabras del pasaje (Soledades, I, 62-76) sobre el que vamos tratando.

miércoles, 1 de agosto de 2018

IX, 50. IAG 1.1.1


Algo se parece a como cuando estás olvidado del mundo o repantingado en el sofá, viendo una peli española en mal año rodada con sonido directo, por la cosa de la naturalidad y del ahorro (o del ahorro-naturalidad): que tienes que darle varias veces al replay para averiguar qué coñocojones farfulla la última revelación de los Goya, criatura que tantas clases de vocalización fue saltándose hasta alcanzar el éxito. Se parece algo, sí, pero con Góngora manda la métrica música perfectamente medida, domeñadora de la sintaxis y señora de la semántica. Aunque es el caso que sus poemas exigen VAR a cada instante, tal que la vida misma, o relectura continua…, a medida que se los va leyendo. En el siglo pasado ensayé una explicación:

lunes, 30 de julio de 2018

IX, 49. IAG 1.1


Al leer un texto esperamos no sólo que nos dé la razón, sino encima que lo haga del modo en que lo queremos. Ya saben: sujeto, verbo, predicado. Esa simplicidad. El método de la IAG, sin embargo y sin concesiones, resulta mucho más acorde con la complejidad del mundo. Al que se supone que hacen referencia los textos.

domingo, 8 de julio de 2018

IX, 48. IAG 1.0

El peregrino que visite el de la Ciencia Museo de Granada topará, cuando encamine sus pasos hacia la entrada, con inquieto, si no inquietante, cronómetro. Que persistente desgrana, en cómputo raudo y fatal, el número de individuos del humano género que sin descanso se incorporan a la tarea de ocupar el planeta. Si dos horas durase su vagar errante por las estancias del museo, el peregrino comprobará a su salida los muchos miles de criaturas que acaban de llegar, en tan breve lapso, a este mundo. Cuyo gran cambio no es sino el de la superpoblación: «número crece y multiplica voces», que dijera Góngora (Soledades, I, 232). La plaga que no previeron, antes de nuestro siglo, los incapaces dioses. Imposible gestionar con nuestras herrumbrosas herramientas tantos big data asociados a esa multiplicación. De modo que la inteligencia ha de evolucionar para comprender y enfrentar tamaña complejidad. ¿En inteligencia artificial (IA)? Si así fuera, qué mejor entrenamiento iniciático que la Inteligencia Artificial Gongorina (IAG).

domingo, 17 de junio de 2018

XI, 16. Del asesinato como uno de los servicios públicos (y 3)

Un libro que suele mantener, en cada uno de sus microcapítulos, la intriga hasta el final. Así que las acepciones de cierre reservan múltiples sorpresas. El diccionario, eso es. Como asesinar significa también ‘engañar alguien en quien se confía’ y ‘causar grandes disgustos’, parecía evidente que Cristina Cifuentes, que presidió la Comunidad de Madrid y fue socia de Los Inmunes a la Ley de la Gravedad, había asesinado primero a sus votantes, mintiendo sobre su currículum y hurtando cremitas en el súper, y luego había sido asesinada por algunos de sus diestros compañeros de partido. Filtrando a la Prensa tales tahuradas cifuentiles, estos habían practicado la suerte tauromáquica de sacar a los medios:

sábado, 12 de mayo de 2018

XI, 15. Del asesinato como uno de los servicios públicos (2)


Ante la Sociedad de Conocedores del Asesinato, De Quincey hace disertar a su conferenciante de 1827: «En este mundo todo tiene dos lados. El asesinato, por ejemplo, puede tomarse por su lado moral (como suele hacerse en el púlpito y en el Old Bailey) y, lo confieso, ése es su lado malo, o bien cabe tratarlo estéticamente —como dicen los alemanes—, o sea en relación con el buen gusto» (Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes). El aserto resultará insuficiente a ojos de los venideros cubistas, y por completo banal después de la discusión relativista sobre el baciyelmo (Don Quijote, I, 45); pero, a pesar del déficit de su tan simplista binarismo, partamos de él para recorrer otro ya famoso jardín de senderos que se bifurcan.

domingo, 29 de abril de 2018

XI, 14. Del asesinato como uno de los servicios públicos (1)


Lo mejor del librito, además de su excepcional título, Of Murder considered as one of the Fine Arts, es que lo leyó Borges. En las múltiples ocasiones en que cada día versan las conversaciones porteñas sobre teoría literaria, «es frecuente escuchar que a la mención de De Quincey, se sigue la frase: “sí, un escritor que le gustaba a Borges”», por lo que no extrañará la experiencia de un crítico argentino como Ledesma, quien, tras confesar que al leer al autor inglés «en textos que no se parecen a los de Borges», «les encontré algo “borgeano”», concluye: «No deja de ser asombroso de qué manera la lectura de un autor consagrado puede condicionar la de otros autores», revirtiendo «los términos de la influencia. La mediación de Borges determina nuestra recepción de Thomas De Quincey»[1]. No de otro asunto capital, la reversibilidad del tiempo, creo que tratara Borges.

domingo, 22 de abril de 2018

XI, 13. Leve viaje en la máquina del tiempo


Abrir un libro publicado en el pasado —o sea, un libro— es traspasar puerta que dará en algún curvado pasadizo del laberinto del tiempo. Que trazan distorsionadas líneas de historicidad. Un libro es, por tanto, peculiar objeto físico que enlaza el efímero presente con puntos pretéritos conectados de modo cambiante entre sí: una azarosa máquina del tiempo. A los mandos, cada sucesivo lector, que se deja guiar por su propio o anacrónico manual de instrucciones. Sobrevolemos abismos temporales, por experimentar la sensación, con la edición póstuma de Varias poesías, compvestas por don Hernando de Acuña. Dirigidas al Príncipe don Felipe N. S., En Madrid, en caſa de P. Madrigal, 1591[1]. En su tramo final figura el soneto tal vez más conocido —desde el siglo XIX— de su autor, «Al Rey Nuestro Señor». Sea el punto [2] de la ruta del tiempo que voy a considerar:

lunes, 26 de marzo de 2018

XI, 12. Cartas finlandesas de Ganivet a Puigdemont


Cansaría menos acompañar al hiperactivo Puigdemont en sus andanzas europeas, que estar todo el santo día oyendo de sus huyendos. Con la noticia de que viajaba a Helsinki, y conociendo que en el pasado, que dura desde tiempos inmemoriales, ocurrieron tantas cosas que es imposible que no encuentren eco en el efímero presente, me acerco al ordenata —antes los libros se sacaban de las estanterías; ahora se bajan de una nube— para buscar las Cartas finlandesas (1898) de Ángel Ganivet[1]. Enseguida (pp. 2-3) despuntan las paralelas de la Historia: «a todos nosotros se nos mete en el cuerpo, juntamente con los primeros sobresaltos eróticos, una pasión violenta por conocer nuevas gentes y nuevos climas, sin duda para sacudir el yugo del amor […]»; o esta otra: «formé el propósito de callarme hasta el día 1.ºde octubre, que es el de la apertura de los centros docentes, y ese día abrir mi cátedra».

viernes, 9 de marzo de 2018

IX, 47. La regla de tres de Jorge Manrique


Corrían por el seminario de Julio Marconi —sí, el hermano del teórico Ataúlfo Marconi— aires de una nueva historia de la literatura. Historia que fuera ajena a los «viejos moldes retóricos de corte decimonónico (coherencia narrativa, flujo temporal lineal, períodos unitarios, transparencia del código empleado, neutralidad expositora, etc.)» con que había Santiáñez-Tió caracterizado a la ya manida y desgastada, mientras esperaba que un «historiador interesado en relatar la multiestratificación del tiempo» la superara con los recursos de la «narrativa experimental y modernista»: «pluralidad de voces, simultaneidad de escenas, polisemia, multilenguaje, montajes paralelos». Avivo el seso y recuerdo ahora el caso de las Coplas a la muerte de su padre con que, preparando esa venidera historia literaria reversible —o sustentada en las curvaturas del tiempo—, ensayaba Marconi.

domingo, 25 de febrero de 2018

II, 16. «Jóvena portavoza» (2)


De la nación de los Yahoos, los hechiceros son realmente los únicos
que han suscitado mi interés. El vulgo les atribuye el poder de cambiar
en hormigas o en tortugas a quienes así lo desean; un individuo que advirtió
mi incredulidad me mostró un hormiguero, como si éste fuera una prueba.
(Borges, «El informe de Brodie» [1970])

Quienes también hoy se rigen por el pensamiento mágico, sostienen, entre sus cuatro o quizá infinitos dogmas de patio de colegio o de andar por casa, que la persona lengua —a la que por resultarles tan poco amistosa señalan con su pulgar fascinado— es el mismísimo mundo, tan animado y animista. Creen, ciegos como el rey de los Yahoos, que cambiarla lo transforma. En vano les argumentará un cartesiano que eso sucede sólo en el inverificable orbe metafísico, construido y poblado en exclusiva por palabras. (Aunque de vez en cuando por él paseen un loco de Waterloo o una señora, prima hermana del arcángel Gabriel, que con valentía vence el miedo a la pelu para fundirse la caja de resistencia en estilismos ginebrinos.)

sábado, 17 de febrero de 2018

II, 15. «Jóvena portavoza» (1)

Parece que va siendo urgente desvelar tres secretos muy bien guardados: 1) todo idioma es arbitrario y, en consecuencia, el género gramatical, que 2) en español no marca en exclusiva la oposición –a/-o, 3) no tiene por qué coincidir con el referente del sexo. Entre quienes ignoran esta serie de secretos se cuentan numerosas víctimas de —dichoso siglo de siglas, que dijera Dámaso Alonso— la LOGSE, la LOE, la LOMCE y la ESO. Así, las jóvenes Bibiana Aído e Irene Montero, autoras respectivas de los idiolectos miembra (9-6-2008) y portavoza (6-2-2018); también algún miembro de su profesorado, como Carmen Romero, quien, no sé si con los (o las) calores, ideó en 1996 o 1997 el de jóvena[1]. Como soy como soy, las comprendo, dadas las duras circunstancias pragmáticas en que estas tres portavoces de nuestras élites alumbraron tales palabros: agarras, coges, vas y te subes al estrado para soltar soflamas de Congreso u homilías de mítin, y te vienes muy pero que muy arriba.

jueves, 1 de febrero de 2018

VII, 14. «Et in Arcadia ego»

Con música o sin ella; con precisión o a lo conciso. Decíamos ayer que el silencio de la cuartilla en blanco es espacio virginal en que la escritura batalla de modo muy distinto con la táctica marcada o con la neutra. La página 2 del manuscrito tejano de Cien años de soledad testifica que el fundador de Macondo fue llamado allí José Buendía. García Márquez lo corrigió luego a mano, tachando José y añadiendo José Arcadio, de acuerdo con lo mecanografiado en la página 3. El paso revisor de ésta a la anterior muestra que la táctica marcada había hallado un modo de poetizar el nombre del personaje: el remonte a la Arcadia, lugar plácido y mítico no sujeto a los azares del tiempo. Esta conquista del nombre exacto evidencia de nuevo, por lo demás, que la precisión requiere apropiarse de una mayor cantidad de espacio: restringir (alargándolo) el infinito y por tanto difuso José con el adjunto Arcadio, revela la clave simbólica del paraíso arcádico que fue el Macondo aislado, «peninsular» o isleño, «rodeado de agua por todas partes» (85).

sábado, 20 de enero de 2018

VII, 13. El estilo como ocupación de espacio

Tres años después de haber sido adquirido por la Universidad de Texas en Austin, el archivo personal de García Márquez (1927-2014) se encuentra en gran parte disponible, desde el mes pasado, entre las colecciones digitalizadas del Harry Ramson Center. Contiene esta «Colección de Gabriel García Márquez» «borradores originales de obras publicadas e inéditas», «álbumes de fotografías» y «correspondencia, recortes, cuadernos, guiones». En la parte ya accesible puede consultarse la copia mecanografiada en 1966, con mínimas correcciones autógrafas, de Cien años de soledad, que ocupa 493 cuartillas de —calculo grosso modo— 27-28 líneas cada una; y las pruebas de imprenta en que el autor revisó ligeramente el texto de esta novela para su edición conmemorativa, que en 2007 publicó la Academia Española. Probemos a experimentar con dichos materiales.

domingo, 14 de enero de 2018

VIII, 6. Platko en multimedia

Nacido Ferenc Plattkó Kopiletz (Budapest, 1898-Santiago de Chile, 1983) y apodado El oso rubio, Franz Platko fue portero de fútbol en siete países (1914-1933), entrenador en nueve (1932-1965) y seleccionador de Estados Unidos y Chile. Ganó una Liga (1929) y tres Copas de España (1925-1926 y 1928) como guardameta del Barcelona (1923-1930) y tres Ligas chilenas (1939, 1941 y 1953) como entrenador del ercillesco Colo-Colo. Murió —lo recordó Valdano en «Fútbol y cultura», El País, 12-7-1994— olvidado de todos.

lunes, 8 de enero de 2018

IX, 46. Clasificación de la liga de ruinas antologadas

En lo que Herrera, comentando el I de Garcilaso, llamó «perpetuo i pequeño espacio» del soneto (Anotaciones, p. 268), es teóricamente posible injertar un mínimo de doce nombres de urbes y obras arquitectónicas destruidas por la violencia humana o por el tiempo. Lo prueba la tabla clasificatoria de las dos jornadas de la liga de los reductores de ruinas en miniantologías, que arroja los siguientes resultados:

viernes, 5 de enero de 2018

IX, 45. La liga de los reductores de ruinas (jornada 2)

Del doctor en Derecho y capitán Andrés Rey de Artieda (1549-1613), que batalló en Lepanto, ya vimos que en 1605 publicó su traducción del soneto de Castiglione sobre las ruinas de Roma. Como participante, con el alias Centinela, en la valenciana Academia de los Nocturnos (1591-1594), coincidió el 13 de octubre de 1593 con otro de sus 46 integrantes sucesivos, apodado Sombra: Gaspar Aguilar, secretario y mayordomo de aristócratas —dado, pues, «a la escritura de encargo»— y tenido por alguno de los académicos como el mejor poeta de aquella junta[1].