lunes, 1 de abril de 2013

I, 19. Un símbolo estrujado

Estaba revisando, para mis clases de literatura erótica española, algunos documentos ahora de fácil acceso en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, cuando doy con la revista barcelonesa El Fandango. Baile semanal dedicado al bello sexo masculino. Se publicó entre 1891 y al menos 1894. Destaca la Hemeroteca Digital de esta «publicación periódica ilustrada» de «género erótico-festivo», que hacía pensar que era llevada por mujeres: figuran como «directora literaria» y como «directora artística», respectivamente, «Dª Pepita Sensible» y «Dª Blanca Flor», y más tarde se presentaría a «Dª Panchita Caliente como directora». Uno (otro) de sus seudónimos, habituales en la imprenta erótica,  era «Casta del Todo».
Ya habíamos visto en Literaventuras (I, 2 y I, 16) que perro significa ‘pene’ en el léxico sexual de código cerrado, código del que algo he escrito no hace tanto, en 2010 y 2012. El número 41 del año I de El Fandango (noviembre de 1891), y más en concreto la ilustración de su página 5, titulada «Pregunta», ofrece otra prueba de dicho significado. Una señora nada agraciada y menos sensual, de rasgos masculinos, robusta y vestida como para ir a ordeñar, o a preparar morcillas del tipo de las que cuelgan —y no será por azar— en la ventana que se adivina a la izquierda de la ilustración, sostiene asfixiantemente a un pequeño perrillo entre sus manos ásperas y anchas. La pregunta, que se contesta a partir del contexto «erótico-festivo» de esta revista, se centra en el estrujado animal: «Delgadito está el perrito: ¿por qué está tan delgadito?».



La carga erótica que contienen escenas pictóricas de mujer y can, además de en los recurrentes desnudos o posados sugerentes femeninos, estriba en una larga trayectoria de transferencia simbólica de la genitalidad masculina al perro.
No en vano, el mejor amigo del hombre.

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