La intertextualidad no solo corrobora que «no se hace nada nuevo bajo el
sol» (Eclesiastés, I, 9); también es
indicio de que la literatura y otras expresiones artísticas brindan plantillas
para moverse por el mundo, describiéndolo y reescribiéndolo. Dicta el Libro de estilo (3.21) de El País: «Un recurso fácil y reprobable
es titular con otros títulos; es decir, aplicar a un reportaje un título de
película, de obra literaria o de una canción. Esta práctica demuestra escasa
imaginación y abundante pereza mental.» Asombroso el catecismo este.
Supongamos que la imaginación y la memoria no fueran lo mismo, y en
consecuencia recordemos a Larra, laico
patrón de periodistas, leyendo este pasaje del reverenciado Libro. Pensaría quizá que emplear un
intertexto hasta la saciedad, tal que Crónica
de una muerte anunciada, es mucho repetir, pero que manejar intertextos
es seña de identidad de los lectores que asimilan lo que leen. O tal vez concluyera
que no pueden ponerse puertas al campo. No sé; él mismo tituló «Donde las dan
las toman» un prolijo artículo de El
Duende Satírico del Día (31-XII-1828). Donde
las dan las toman ya era frase proverbial cuando Tomás de Iriarte tituló
con ella un diálogo de 1778 en que se defendía de las críticas vertidas por
Sedano contra su traducción del Arte
poética de Horacio. (Por algún sitio yacerá mi estudio dedicado a este
asunto: «La polémica dieciochesca en torno a la traducción espineliana del Ars poetica de Horacio», en Vicente Espinel. Historia y antología de la
crítica, ed. J. Lara Garrido y G. Garrote Bernal, Málaga, 1993, I, pp.
41-56.)
En el capítulo 5 (I, 4) de su libro Los
orígenes de la obra de Larra (Madrid, 1973), José Escobar nota muy bien
la relación entre los Dondes de
Iriarte y de Larra, y describe el procedimiento seguido por este: «reproducir al principio y al final del
artículo, textos explícitamente citados de obras de un autor, mientras que la
obra de ese mismo autor sobre la cual está basada la inspiración libresca del
artículo se deja a la adivinación de los lectores» (p. 218). En efecto,
Larra dispensa y dispersa pistas intertextuales que apuntan a Iriarte, cuyas
palabras son citadas inicialmente; dispone su artículo como diálogo para atacar
al que le había atacado (los disparos vinieron de El Correo Literario), y alude a los traductores españoles de
Horacio. A su vez, Donde las dan las
toman ya había sido el título de un libelo publicado en 1814 por Bölh de
Faber, en otra de las disputas a que tan aficionados fueron los neoclásicos (y
Larra, antes que romántico, había sido neoclásico).
Ordene lo que quiera el Libro de estilo: muchos periodistas
titulan intertextualmente. La reprobación de El País resulta, como toda prohibición, síntoma de que lo vedado se
realiza. He aquí ejemplos extraídos en 1993 de El Mundo, empezando por un clásico ya mencionado, que A. del Río recicla
en «Una muerte anunciada» (23 de noviembre): «Los “cabezas rapadas” venían
anunciando la crónica de una muerte inocente con su mensaje de violencia
callejera». El editorial del 23 de diciembre, «UGT-PSV: esta casa es una ruina»,
prefiere el intertexto cinematográfico; «El disputado voto del indeciso» (F.
Bocos, 3 de febrero) mezcla a Delibes con el Nuevo Testamento: «Bienaventurados
los indecisos porque ellos decidirán el color del próximo gobierno». Más
Testamento del Nuevo: en «La Última Cena» (4 de octubre), Martín Prieto
recuerda la vez postrera en que cenó con un comisario Elías, muerto al poco tiempo.
Por su parte, J. March Jou firma un artículo sobre Javier de la Rosa, «KIO y el
nombre De la Rosa» (3 de febrero), que, trayendo relaciones por los pelos, asienta:
«El affaire De la Rosa-KIO parece más ficción de la célebre novela de Umberto
Eco que pura realidad». En fin: «Parque jurásico financiero» (J. Madina, 19 de
noviembre) metaforiza que «en el continente de la renta variable los monstruos
también se rebelan. El tiranosaurio rex es Ned Davis». Pues bueno.
Larra lo había repetido en «Donde
las dan las toman»: «todo está dicho, sólo nos toca decir: Non nova, sed nove». Ya saben: nada
nuevo, sino de nuevo.
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