Tomemos cuatro lemas nacionales
hasta ahora no considerados, regidos por el molde retórico que pudiera llamarse
del brindis: «Por la patria y la libertad»
(Letonia), «Por Dios y mi patria» (Uganda), «Por Dios, el príncipe y la patria»
(Liechtenstein) y «Por Dios, por el pueblo, por la naturaleza y por el Estado»
(Filipinas). Todos ellos representativos de los esquemas
estilístico-sintácticos más usados para sintetizar la tarjeta de presentación y
visita de los países: trimembre
(53 casos), bimembre
(40) y cuatrimembre (3). Añadiendo a estos el único pentamembre detectado, se
concluirá que el mecano patriótico x-membre consta de 57 conceptos no más que,
combinados según cuatro planos, construyen 97 lemas nacionales.
miércoles, 26 de diciembre de 2018
lunes, 26 de noviembre de 2018
IV, 24. Las patrias eran unos lemas (2)
Tal
vez por ahorrarles el consumo de memoria a sus ciudadanos —¿o paisanos o súbditos
o contribuyentes?— hay Estados que optan por elaborar bimembres sus lemas
nacionales. Respecto de nuestro primer
recuento, no cambia mucho el tenor de los patrióticos sustantivos
empleados en las siguientes 17 confecciones. Bimembres copulativos son «Paz y progreso» (Japón), «Paz y justicia» (Paraguay) y «Orgullo e industria» (Barbados); otros dos instauran el equilibrio
que se aprecia en «Libertad y orden»
(Colombia) y en «Orden y progreso» (Brasil).
Forma parte también de esta agrupación el lema de Argelia, tan de retrogusto diríase
que de despotismo ilustrado del XVIII: «Para el pueblo y por el pueblo». Mucho más
contundente, y quizá descarnadamente sincero, resulta «Por la razón o la fuerza»
(Chile), que despeja cualquier duda sobre el instinto básico que inspira al Estado-nación.
lunes, 5 de noviembre de 2018
IV, 23. Las patrias eran unos lemas (1)
Buscándole
inspiración para sus próximos clínex —que anda
muy necesitado el pobre— al adolescente perpetuo Dani
Mateo, empiezo a mirar
banderas y digo entre mí que esta criatura, pretendiendo que nos echemos unas
risas tontas, podrá ir de acatarrado el resto de sus días: será por telas y
colores nacionales. En tales andaba, revisando catálogos de enseñas, cuando
caigo en que los países (¿o serán los Estados o las naciones o las patrias?)
suelen lucir unos lemas que la Wikipedia, siempre atenta de suyo, tiene
agrupados para ir pasándoles lista con harta comodidad. A lo que —quizá por
deformación profesional— me pongo.
sábado, 13 de octubre de 2018
VII, 15. La barba del Cid
Anda
la novela-ensayo de Rafael Reig, Señales
de humo. Manual de literatura para caníbales I (Barcelona, Tusquets, 2016),
llena de aciertos, como aquél en que el protagonista, errante de siglos en
cuanto enloquecido catedrático de literatura en un instituto, toma «conciencia
de que el principal obstáculo para la enseñanza son los padres de los
estudiantes» (p. 34). O este otro: «Los textos escolares y ediciones anotadas
dan explicaciones que los lectores contemporáneos se tragan sin masticar
siquiera: la barba del Cid es símbolo de su honor» (p. 113), por ejemplo. Así
que, por no tragárselo, el pasaje rotulado «El misterio de una barba» (pp.
113-117) deconstruye el texto medieval para concluir que Rodrigo Díaz de Vivar
se dejó crecer la barba lo indecible «por amor del rey Alfonso» (Poema del Cid, v. 1240), «su amor, su
pecado, su alma, mon homme, luz de su
vida, fuego de sus entrañas, Al-fon-so, dice, y la lengua se ensancha y
retrocede, como una ola […]». Vamos, que el Campeador era gay. Prefiero masticar
—aunque tarde más— o comprobar la validez de tal lectura postmoderna.
sábado, 25 de agosto de 2018
III, 58. Del teatro aplicado a la estrategia política
La
figura mexicana del tapado
enlaza —una de muchas veces— el teatro con la política. Examinemos, pues, ese
fructífero cruce que evidencia —otra de tantas ocasiones— el influjo de la
literatura sobre la vida. Partiré del amplio volumen que acabo de leer: Estrategia. Una historia [2013], trad. J. C. Vales, Madrid,
La Esfera de los Libros, 2016. Su autor, Lawrence Freedman, lo inicia con una
cita del boxeador Mike Tyson, «Todo el mundo tiene un plan… hasta que te parten
la cara», y lo termina hablando de literatura. Una cornice de signo dijéramos que escéptico hacia la materia que
aborda.
domingo, 12 de agosto de 2018
III, 57. El teatrillo del tapado
Ya saben: Crónica
de una muerte anunciada es latiguillo periodístico que se usa a tutiplén para titular mil artículos, reportajes
y… crónicas. Más concentrada en el periodismo mexicano se encuentra la frase «Engañar con la verdad», usada lo mismo para un roto que para un descosido. Se aplica así a
una noticia falsa —ah, que se dice fake new— esparcida
por Televisa (F. Cisneros Calzada, «Otra vez, engañar con la verdad», El
Mañana, 23-9-2017) como —faltaría más— al fútbol: «El país entero está
obligado a contar la verdad completa, no sólo la que en el presente es imán y
conviene a cierta plaza […]. Las emociones al lado de la mercadotecnia pueden
conducirnos a engañar con la verdad» (J. Gómez Junco, «Engañar con la verdad», Milenio,
29-11-2017).
miércoles, 8 de agosto de 2018
IX, 51. IAG 1.2
«[…]
porque la máquina del mundo es harto
compleja
para la simplicidad de los hombres»
(Borges,
El hacedor, p. 68)
Un
texto parafraseado se metaforsea en el referente (la realidad a la que se
apunta) de sus respectivas
paráfrasis. Cuando prosifican el poema de Góngora, sus
comentaristas pretenden aclararlo: vierten entonces su música coral y
poliédrica en modestas y pálidas líneas de sintaxis simple. Revisemos este
procedimiento en algunas paráfrasis de las 74 palabras del pasaje (Soledades, I, 62-76) sobre el que vamos
tratando.
miércoles, 1 de agosto de 2018
IX, 50. IAG 1.1.1
Algo se parece a como cuando estás olvidado del mundo o repantingado
en el sofá, viendo una peli española en mal año rodada con sonido directo, por
la cosa de la naturalidad y del ahorro (o del ahorro-naturalidad): que tienes
que darle varias veces al replay para
averiguar qué coñocojones farfulla la última revelación de los Goya, criatura que
tantas clases de vocalización fue saltándose hasta alcanzar el éxito. Se parece
algo, sí, pero con Góngora manda la métrica música perfectamente medida, domeñadora
de la sintaxis y señora de la semántica. Aunque es el caso que sus poemas exigen
VAR a cada instante, tal que la vida misma, o relectura continua…, a medida que
se los va leyendo. En el siglo pasado ensayé una explicación:
lunes, 30 de julio de 2018
IX, 49. IAG 1.1
Al
leer un texto esperamos no sólo que nos dé la razón, sino encima que lo haga
del modo en que lo queremos. Ya saben: sujeto, verbo, predicado. Esa
simplicidad. El método de
la IAG, sin embargo y sin concesiones, resulta mucho más acorde con la complejidad del mundo.
Al que se supone que hacen referencia los textos.
domingo, 8 de julio de 2018
IX, 48. IAG 1.0
El peregrino que visite el de la Ciencia Museo de Granada topará, cuando encamine sus pasos hacia la entrada, con inquieto, si no inquietante, cronómetro. Que persistente desgrana, en cómputo raudo y fatal, el número de individuos del humano género que sin descanso se incorporan a la tarea de ocupar el planeta. Si dos horas durase su vagar errante por las estancias del museo, el peregrino comprobará a su salida los muchos miles de criaturas que acaban de llegar, en tan breve lapso, a este mundo. Cuyo gran cambio no es sino el de la superpoblación: «número crece y multiplica voces», que dijera Góngora (Soledades, I, 232). La plaga que no previeron, antes de nuestro siglo, los incapaces dioses. Imposible gestionar con nuestras herrumbrosas herramientas tantos big data asociados a esa multiplicación. De modo que la inteligencia ha de evolucionar para comprender y enfrentar tamaña complejidad. ¿En inteligencia artificial (IA)? Si así fuera, qué mejor entrenamiento iniciático que la Inteligencia Artificial Gongorina (IAG).
domingo, 17 de junio de 2018
XI, 16. Del asesinato como uno de los servicios públicos (y 3)
Un libro que
suele mantener, en cada uno de sus microcapítulos, la intriga hasta el final.
Así que las acepciones de cierre reservan múltiples sorpresas. El diccionario,
eso es. Como asesinar significa también ‘engañar alguien en quien se
confía’ y ‘causar grandes disgustos’, parecía evidente que
Cristina Cifuentes, que presidió la Comunidad de Madrid y fue socia de Los
Inmunes a la Ley de la Gravedad, había asesinado primero a sus votantes,
mintiendo sobre su currículum y hurtando cremitas en el súper, y luego había
sido asesinada por algunos de sus diestros compañeros de partido. Filtrando a
la Prensa tales tahuradas cifuentiles, estos habían practicado la suerte
tauromáquica de sacar a los medios:
sábado, 12 de mayo de 2018
XI, 15. Del asesinato como uno de los servicios públicos (2)
Ante
la Sociedad de Conocedores del Asesinato, De Quincey hace disertar a su
conferenciante de 1827: «En este mundo todo tiene dos lados. El asesinato, por
ejemplo, puede tomarse por su lado moral (como suele hacerse en el púlpito y en
el Old Bailey) y, lo
confieso, ése es su lado malo, o bien cabe tratarlo estéticamente —como dicen los alemanes—, o sea en relación con el
buen gusto» (Del asesinato considerado como una de las
Bellas Artes). El aserto resultará insuficiente a ojos de los venideros
cubistas, y por completo banal después de la discusión relativista sobre el
baciyelmo (Don Quijote, I, 45); pero, a pesar
del déficit de su tan simplista binarismo, partamos de él para recorrer otro ya
famoso jardín
de senderos que se bifurcan.
domingo, 29 de abril de 2018
XI, 14. Del asesinato como uno de los servicios públicos (1)
Lo
mejor del librito, además de su excepcional título, Of Murder considered as one of the Fine Arts, es que lo leyó
Borges. En las múltiples ocasiones en que cada día versan las conversaciones porteñas
sobre teoría literaria, «es frecuente escuchar
que a la mención de De Quincey, se sigue la frase: “sí, un escritor que le
gustaba a Borges”», por lo que no extrañará la experiencia de
un crítico argentino como Ledesma, quien, tras confesar que al leer al autor
inglés «en
textos que no se parecen a los de Borges», «les encontré
algo “borgeano”», concluye: «No
deja de ser asombroso de qué manera la lectura de un autor consagrado puede
condicionar la de otros autores», revirtiendo «los términos de la influencia.
La mediación de Borges determina nuestra recepción de Thomas De Quincey»[1]. No de otro asunto capital,
la reversibilidad del tiempo, creo que tratara Borges.
domingo, 22 de abril de 2018
XI, 13. Leve viaje en la máquina del tiempo
Abrir
un libro publicado en el pasado —o sea, un libro— es traspasar puerta que dará
en algún curvado pasadizo del laberinto del tiempo. Que trazan distorsionadas
líneas de historicidad. Un libro es, por tanto, peculiar objeto físico que
enlaza el efímero presente con puntos pretéritos conectados de modo cambiante entre
sí: una azarosa máquina del tiempo. A los mandos, cada sucesivo lector, que se
deja guiar por su propio o anacrónico manual de instrucciones. Sobrevolemos abismos
temporales, por experimentar la sensación, con la edición póstuma de Varias poesías, compvestas por don Hernando
de Acuña. Dirigidas al Príncipe don Felipe N. S., En Madrid, en caſa de P.
Madrigal, 1591[1].
En su tramo final figura el soneto tal vez más conocido —desde el siglo XIX— de
su autor, «Al Rey Nuestro Señor». Sea el punto [2] de la ruta del tiempo que
voy a considerar:
lunes, 26 de marzo de 2018
XI, 12. Cartas finlandesas de Ganivet a Puigdemont
Cansaría
menos acompañar al hiperactivo Puigdemont en sus andanzas europeas, que estar
todo el santo día oyendo de sus huyendos. Con la noticia de que viajaba
a Helsinki, y conociendo que en el pasado, que dura desde tiempos
inmemoriales, ocurrieron tantas cosas que es imposible que no encuentren eco en
el efímero presente, me acerco al ordenata —antes los libros se sacaban de las
estanterías; ahora se bajan de una nube— para buscar las Cartas finlandesas (1898) de Ángel Ganivet[1]. Enseguida (pp. 2-3) despuntan las paralelas de
la Historia: «a todos nosotros se nos mete en el
cuerpo, juntamente con los primeros sobresaltos eróticos, una pasión violenta
por conocer nuevas gentes y nuevos climas, sin duda para sacudir el yugo del
amor […]»; o esta otra: «formé
el propósito de callarme hasta el día 1.ºde octubre, que es el de la apertura de los centros docentes, y ese día abrir mi cátedra».
viernes, 9 de marzo de 2018
IX, 47. La regla de tres de Jorge Manrique
Corrían por el seminario de Julio Marconi —sí,
el hermano del teórico Ataúlfo
Marconi— aires de una nueva historia de la literatura. Historia que
fuera ajena a los «viejos moldes retóricos de corte decimonónico (coherencia
narrativa, flujo temporal lineal, períodos unitarios, transparencia del código
empleado, neutralidad expositora, etc.)» con que había Santiáñez-Tió caracterizado a la ya manida y desgastada, mientras esperaba que un «historiador interesado en
relatar la multiestratificación del tiempo» la superara con los recursos de la
«narrativa experimental y modernista»: «pluralidad de voces, simultaneidad de
escenas, polisemia, multilenguaje, montajes paralelos». Avivo el seso y recuerdo ahora el caso de las Coplas a la muerte de su
padre con
que, preparando esa venidera historia literaria reversible —o sustentada en las
curvaturas del tiempo—, ensayaba Marconi.
domingo, 25 de febrero de 2018
II, 16. «Jóvena portavoza» (2)
De
la nación de los Yahoos, los hechiceros son realmente los únicos
que
han suscitado mi interés. El vulgo les atribuye el poder de cambiar
en
hormigas o en tortugas a quienes así lo desean; un individuo que advirtió
mi
incredulidad me mostró un hormiguero, como si éste fuera una prueba.
(Borges, «El informe de Brodie»
[1970])
Quienes
también hoy se rigen por el pensamiento mágico, sostienen, entre sus cuatro o
quizá infinitos dogmas de patio de colegio o de andar por casa, que la persona
lengua —a la que por resultarles tan poco amistosa señalan con su pulgar
fascinado— es el mismísimo mundo, tan animado y animista. Creen, ciegos como el
rey de los Yahoos, que cambiarla lo transforma. En vano les argumentará un cartesiano
que eso sucede sólo en el inverificable orbe metafísico, construido y poblado en
exclusiva por palabras. (Aunque de vez en cuando por él paseen un loco de
Waterloo o una señora, prima hermana del arcángel Gabriel, que con valentía
vence el miedo a la pelu para fundirse
la caja de resistencia en estilismos ginebrinos.)
sábado, 17 de febrero de 2018
II, 15. «Jóvena portavoza» (1)
Parece
que va siendo urgente desvelar tres secretos muy bien guardados: 1) todo idioma
es arbitrario y, en consecuencia, el género gramatical, que 2) en español no
marca en exclusiva la oposición –a/-o,
3) no tiene por qué coincidir con el referente del sexo. Entre quienes ignoran esta
serie de secretos se cuentan numerosas víctimas de —dichoso siglo de siglas, que dijera Dámaso
Alonso— la LOGSE,
la LOE,
la LOMCE
y la ESO.
Así, las jóvenes Bibiana Aído e Irene Montero, autoras respectivas de los
idiolectos miembra (9-6-2008) y portavoza (6-2-2018); también algún miembro
de su profesorado, como Carmen Romero, quien, no sé si con los (o las) calores,
ideó en 1996 o 1997 el de jóvena[1].
Como soy como soy, las comprendo, dadas las duras circunstancias pragmáticas en que estas tres portavoces
de nuestras élites alumbraron tales palabros:
agarras, coges, vas y te subes al estrado para soltar soflamas de Congreso u
homilías de mítin, y te vienes muy pero que muy arriba.
domingo, 14 de enero de 2018
VIII, 6. Platko en multimedia
Nacido Ferenc Plattkó
Kopiletz (Budapest, 1898-Santiago de Chile, 1983) y apodado El oso rubio, Franz Platko fue portero
de fútbol en siete países (1914-1933), entrenador en nueve (1932-1965) y seleccionador
de Estados Unidos y Chile. Ganó una Liga (1929) y tres Copas de España
(1925-1926 y 1928) como guardameta del Barcelona (1923-1930) y tres Ligas
chilenas (1939, 1941 y 1953) como entrenador del ercillesco
Colo-Colo. Murió —lo recordó Valdano en «Fútbol
y cultura», El País, 12-7-1994— olvidado
de todos.
lunes, 8 de enero de 2018
IX, 46. Clasificación de la liga de ruinas antologadas
En lo que
Herrera, comentando el I de Garcilaso, llamó «perpetuo i pequeño espacio» del
soneto (Anotaciones, p. 268), es
teóricamente posible injertar un mínimo de doce nombres de urbes y obras
arquitectónicas destruidas por la violencia humana o por el tiempo. Lo prueba la
tabla clasificatoria de las
dos jornadas de la liga de los reductores de ruinas en
miniantologías, que arroja los siguientes resultados:
viernes, 5 de enero de 2018
IX, 45. La liga de los reductores de ruinas (jornada 2)
Del doctor en
Derecho y capitán Andrés Rey de Artieda (1549-1613), que batalló en Lepanto, ya
vimos que en 1605 publicó su traducción
del soneto de Castiglione sobre las ruinas de Roma. Como participante, con
el alias Centinela, en la valenciana
Academia de los Nocturnos (1591-1594), coincidió el 13 de octubre de 1593 con otro de sus
46 integrantes sucesivos, apodado Sombra: Gaspar
Aguilar, secretario y mayordomo de aristócratas —dado, pues, «a la escritura de
encargo»— y tenido por alguno de los académicos como el mejor poeta de aquella
junta[1].
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