El verso clave (o
sea, llave) de la preceptiva autosonetil de Blengio,
«y si al concluir le cierra llave de oro», el trece tenía que ser, resulta musicalmente
mejorable: es, mira por dónde, el «fútil detalle» que «empaña» el «decoro» (v.
9) de este soneto. Su llave dista de ser «de oro», pues resulta ['dóro]. Porque el nimio detalle que provoca el estropicio es, en
este caso, fonético. Para comprobarlo, debemos radiografiar
el soneto de Blengio: pasarlo por los rayos X del AFI, el alfabeto fonético internacional.
Es operación que permitirá
el examen de su músico esqueleto. Obtengo en el estupendo Silabeador y Transcriptor Fonético y Fonológico, maquinón preparado
por Jerónimo Armario, la transcripción de la cadena de sonidos pautados que
forma «El soneto» de Blengio:
[delso'né(3)toasuz'r̄é(6)ɣlas | axuș'tá(10)ðo]
[ũŋkon̥'θé(3)ptonõmás(6) | 'fó(7)rmalae'sén̥(10)θja]
[konnatu'rál(4)flwi̯'ðéθ(6) || 'fá(7)θilka'ðén̥(10)θja]
[ikre'θjén̦(3)tein̦te'réz̦(6) | ðesar̄o'ʎá(10)ðo]
['bér(1)soeska'βró(4)so || 'dé(6)βiloesfor'θá(10)ðo] 5
[noper'mí(3)te | su'r̄í(6)xiðaesθe'lén̥(10)θja]
[ni'r̄í(2)pjo | nipo'é(6)tikali'θén̥(10)θja]
[to'lé(2)rasuarti'fí(6)θjo | ðeli'ká(10)ðo]
['fú(1)til̦de'tá(4)ʎeem'pá(6)ɲa | suðe'kó(10)ro]
['frá(1)seo'θjó(4)sa | mar'ʧ̑í(6)tasufres'kú(10)ra] 10
[bóθ(1)r̄epe'tí(4)ða | 'swé(6)naensuðez̦'ðó(10)ro]
['dé(1)seno'βlé(4)θai'ɣrá(6)θjaasueștruk'tú(10)ra]
[isialkoŋ'klwi̯´r(4)le | 'θjé(6)r̄a'ʎá(8)βeðe'ó(10)ro]
[se'rá(2)so'né(4)toen̦'tó(6)ða | suermo'sú(10)ra]
He añadido a la notación
AFI las sílabas acentuadas, cuya posición marco entre paréntesis; las
sinalefas, señaladas en rojo, y las cesuras (o pausas intraversales) débiles
(|) y fuertes (||). Sí, lo sé: casi hemos vuelto a la pizarra del soneto de
Kasprowicz, pues en polaco nos parecerá ahora que estaba compuesto el de
Blengio.
Pero es una
radiografía. Que revela dos constantes: las once sílabas en cada verso —naturales
o logradas a base de sinalefar diecisiete veces— y la presencia en la 6ª y la 10ª
de un acento. Tomás Navarro Tomás detectó en el endecasílabo nada menos que 171 patrones de
combinación de acentos, cuyo mínimo común denominador es que
el único «permanente» se sitúa en la 10ª sílaba («Correspondencia prosódico-rítmica del endecasílabo», en Los
poetas en sus versos: desde Jorge Manrique a García Lorca [1973], ed.
G. Serés, Madrid, CECE, 2014, pp. 87-115). La llamaré por eso K10, sílaba que traza al final de cada verso el eje de rimas en el soneto.
En cuanto al acento en 6ª, es tendencia mayoritaria que denominaré k6: en 54 de los 171 (31,5%) patrones acentuales se prescinde de k6 (1, 2, 3, 5, 7, 9, 10, 12, 13, 15,
19, 22, 24, 28, 30, 32, 33, 39, 44, 46, 50, 55, 60, 62, 66, 70, 73, 79, 83,
100, 108, 123, 125, 131, 137 y 150), especialmente entre los veinte de «la
peculiar» «modalidad dactílica» (152-161, 163-166 y 168-171), «que sitúa sobre
la sílaba séptima, en lugar de la sexta, el apoyo central del período rítmico»
(Navarro Tomás, pp. 111 y 107).
Sobre K10 y k6, pues, forja el soneto su ritmo. Se advierte además en el de Blengio una tendencia a la cesura débil, situada en torno a k6, que articula en dos movimientos el
verso. Como serie «de sílabas acentuadas y no
acentuadas», éste resulta «una
secuencia de grupos métricos (uno o más según el tamaño del verso) delimitado
por una pausa» posversal;
pero la intraversal es «potencial», por lo que genera gran «variabilidad» en la separación
de tales grupos (B.
Navarro Colorado et al., Guía de anotación métrica (Versión 0.2), Universidad de Alicante, 2015, p. 6).
De modo que debe descartarse como medida universal de la pauta rítmica del
soneto.
Como
cualquier sonetista en español, Blengio podría haber elegido hasta catorce de
los 171 patrones de Navarro Tomás, amplísimo campo de libertad métrica. En «El
soneto» se decantó por siete, y sobre todo por tres modelos acentuales, que conforman diez de sus
endecasílabos:
23. En 1, 4, k6, K10.
Tipo sáfico («yo me arrojé cual rápido cometa», Espronceda); tipo enfático
(«Aves que aquí sembráis vuestras querellas», Garcilaso): Blengio, vv. 5, 9,
10, 11 y 12.
11. En 3, k6, K10.
Tipo melódico («en el templo, en la casa y en la sala», Góngora): Blengio, vv.
1, 4 y 6.
8. En 2, k6, K10.
Tipo heroico («la altiva condición de las zagalas», Jovellanos): Blengio, vv. 7
y 8.
Los
otros cuatro se atienen a otros tantos patrones:
31. En 2, 4, k6, K10.
Tipo sáfico («su honor precioso, su ánimo valiente», Quevedo): Blengio, v. 14.
41. En 3, k6, 7, K10. Tipo melódico («en silencio, fray Luis quédase solo»,
Unamuno): Blengio, v. 2.
47. En 4, k6, 7, K10. Tipo heroico («Tu quebrantada fe, ¿dó la pusiste?»,
Garcilaso): Blengio, v. 3.
48. En 4, k6, 8, K10. Tipo heroico: Blengio, v. 13.
Volvamos ahora al
verso 13, «y si al
concluir le cierra llave de oro». Es el único del poema que
acentúa en 8ª. Pero ocurre algo más: en los dos ejemplos de
Navarro Tomás para el modelo 48, «Con la pesada voz
retumba y suena» (Garcilaso) y «De funerales piras sacro fuego» (Góngora),
advertimos que no funciona la máquina poética de fusionar vocales
(la sinalefa) en el segundo, mientras que en el
primero lo hace una sola vez (retumba y)
para construir un diptongo natural,
de vocal abierta y vocal cerrada: [r̄e'túmbai̯], análogo al de baile, ['bái̯le].
En comparación, Blengio fuerza la máquina para convertir trece sílabas en once: [isialkoŋ'klwi̯´rle | 'θjér̄a'ʎáβeðe'óro]. La primera sinalefa
logra un diptongo,
entre vocales cerrada y abierta, [si̯a]; pero la segunda topa con dos
vocales abiertas, de oro, así que ordena pronunciar, muy artificialmente, deó como ['dó]. A esto se añade que el pronombre le debe adjuntarse musicalmente a concluir, y no sintácticamente a cerrar: «y sial
concluirle / cierra llave doro». He aquí el «fútil detalle» que echa a perder la «llave» de
la clausura del soneto de Blengio: el verso 13 rompe la correspondencia entre
la estructura rítmica de sonidos y la secuencia de palabras y sintagmas. Para
cuadrar una, hay que desajustar otra.
Ya ven lo que suele
ocurrir con los detalles: que detectarlos, analizarlos y explicarlos ocupa todo
un post.
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