Los senos apuntando al escondite de su sexo; el brazo derecho descansado en el muslo; el izquierdo, sosteniendo a su perrito de compañía. Ajena a nuestra observación, la mujer que completamente desnuda se ha sentado, sobre improvisado trozo de tela, en el suelo de un apartado lugar, fuerza la postura para aproximar su boca a la del perrillo. Éste, erguido sobre las patas traseras y apoyando las delanteras en la rodilla izquierda de la joven, la mira expectante. Lo acuoso del terreno que toca el pie derecho de la protagonista, fluye hasta desembocar en el paisaje acuático del fondo, cuyas leves ondas apenas se insinúan.
En esta Mujer desnuda con un perro (h. 1861-1862), Gustave Courbet (1819-1877) «elimina» «la idealización» del desnudo femenino «al mostrar la planta sucia» del pie izquierdo de la muchacha; a partir de entonces —sigue anotando sobre este óleo arteHistoria—, el pintor presentará desnudas «a jóvenes de carne y hueso, en actitudes más o menos cotidianas». De hecho, según reseña del Musée d’Orsay (París), donde se conserva Femme nue au chien, Courbet podría haber retratado aquí a Léontine Renaude, su amante. Me interesa aún más lo que añade ese comentario: «La pose del modelo, el drapeado y el paisaje del trasfondo, así como la presencia de un perrito, símbolo de fidelidad, evocan al Ticiano». El intertexto de ciertas pinturas tizianescas es evidente en ese óleo.
Pero ¿y el perrito? ¿Es sólo símbolo de fidelidad?
En esta Mujer desnuda con un perro (h. 1861-1862), Gustave Courbet (1819-1877) «elimina» «la idealización» del desnudo femenino «al mostrar la planta sucia» del pie izquierdo de la muchacha; a partir de entonces —sigue anotando sobre este óleo arteHistoria—, el pintor presentará desnudas «a jóvenes de carne y hueso, en actitudes más o menos cotidianas». De hecho, según reseña del Musée d’Orsay (París), donde se conserva Femme nue au chien, Courbet podría haber retratado aquí a Léontine Renaude, su amante. Me interesa aún más lo que añade ese comentario: «La pose del modelo, el drapeado y el paisaje del trasfondo, así como la presencia de un perrito, símbolo de fidelidad, evocan al Ticiano». El intertexto de ciertas pinturas tizianescas es evidente en ese óleo.
Pero ¿y el perrito? ¿Es sólo símbolo de fidelidad?
Estimado profesor, y en contestación a su pregunta sobre la obra de Courbet: puede ser también una alegoría al amor, además de un símbolo de fidelidad.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu participación, amigo Luis. En esta serie se van arrimando textos y cuadros al polivalente signo "perro", para contrastar su amplia historia de significados; también para reflotar alguno que hemos perdido. Ya hemos visto que "fidelidad" es uno de los sentidos más durareros asociados a "perro", mientras que el contrario, el de "engaño", es muy extraño para nosotros. Asimismo, se va sugiriendo a lo largo de la serie, que procuraré ir ampliando próximamente, un significado erótico o sexual, que la historia de la pintura parece haber mantenido mejor que la historia del idioma. Recibe un cordial saludo.
ResponderEliminar